Una Abraçada


Cuando recibió el primer impacto le dolió. No sabía de dónde venía la piedra. Pero le dio de lleno en la sien. Durante unos segundos se le nubló la vista y perdió el equilibrio. Pero sacó fuerzas para no caer y siguió caminando.

Nuevos impactos se fueron sucediendo cada vez más continuados y contundentes.

Una de las piedras le abrió una brecha en la frente. Se tapó los ojos, sorprendida. Otra mayor le saltó a la cara, acertando en toda la boca para no dejarla hablar. Se tiró al suelo. Y allí, la más enorme, le aplastó los dedos para que no volviera a escribir las cosas que ella contaba.


Pero nada de todo eso le dolió tanto como descubrir que quienes más daño le causaban en ese momento, se le habían acercado tiempo antes halagándola y pidiéndole su amistad. Hubo quien justificó su pedrada diciendo que aunque se la lanzaba, lo hacía con sumo respeto. Y hubo quien justificó la de los demás  diciendo que un día u otro tenía que pasar porque se lo había buscado.

-Si no soy un elefante, ¿Por qué me disparas?
-No entiendes, Lantanique. Tengo que hacerlo. Soy eRey de eEspaña.

Pero cuando nadie lo miraba, en privado, le musitó al oído: "Perdón, me he equivocado. No volverá a pasar.
Pero ¿Por qué andas provocando?"


La estaban lapidando no por ser quien era, sino por lo que mostraba.

Más decepcionada que irritada, los dejó hacer. No se puede luchar contra la estulticia humana.


Sumida en un estado de shock se acogía a su libertad de expresión.

Los ciudadanos de pro le recordaron los tres mandamientos de este eMundo:   Conquista países. Construye un imperio económico. Consigue ganar en todo. Controla a los demás pisoteándolos…

En este eMundo ideal  el único descontrol permitido es cuando se hacen pegadas conjuntas.  Sólo si te interesas por el módulo político y eres hombre puedes pedir votos, e incluso comprarlos.  Sólo si te escudas en el troleo puedes insultar. Tirar la piedra y esconder la mano. Pero no puedes revolucionar hormonas ni alentar el disfrute por la lectura. Distraer así es nocivo para la comunidad.


Por fin Lantanique ha asumido que para sobrevivir aquí hay que hacerlo de forma ridícula. Ahora, camuflada bajo un aspecto de teletubbie, recorre este mundo infantiloide repartiendo abraçades dedicadas a  aquellos que ven perversión en un cuerpo de mujer pero se mojan, deleitándose a escondidas, con otras perversiones.

hipócritas en la intimidad

¿Y qué es una abraçada sino un gesto de saludo en unos casos o despedida en otros? Porque, en definitiva, los abrazos son para eso: para los encuentros y para los adioses.

Pero no voy a decirte adiós. Al menos así no.

Me quito el esquijama amarillo para ponerme otras prendas que se abracen a mi cuerpo de forma más elegante.


Si voy a tu botellón  y me encuentras, dejo que me abraces.
Me abrazas sonriendo porque no me he ido. Me abrazas seriamente para que no me vaya.
Con mis brazos rodeo tu cuello y abrazada me llevas contigo.
Con mis piernas entrelazo las tuyas en un abrazo muy húmedo.
Con tus brazos me giras y me convierto en la almohada donde reposas a gusto.
Si me abrazas así, no hay olvido.








1 comentario:

  1. Curiosa entrada.
    Las personas y, por ende, las relaciones, son imprevisibles. Quien viene sonriendo puede mostrar miradas de desdén al día siguiente.
    A veces duele, otras ya te lo esperas. Pero por quienes se quedan, vale la pena arriesgarse.
    Hay partes que no he comprendido muy bien de tu relato, quizá porque estoy torpe.
    Un saludo :)

    ResponderEliminar