Adivina quien vino a cenar

Día 1,297 del Nuevo Mundo  - Por la mañana


Abrir la despensa y encontrarme con un puñado de barritas energéticas me ha hecho poner el grito en el cielo. ¿Dónde están las delicatessen que tenía compradas para la cena de esta noche con mi ejefe? Y las deliciosas virutas de jamón, envasadas al vacío para que mantuvieran todo su aroma una vez sacadas del envoltorio?... Y las rodajas de melón que pensaba cortar en simétricos cuadraditos para presentarlo en forma de brochetas ?... Todo sustituido por unas vulgares barritas energéticas de esas que Lana dice que aportan los nutrientes diarios necesarios pero que  a mí, personalmente, me parecen una engañifa y encima no tienen gusto a nada.


En total cuento diez barritas de calorías con resultados inmediatos. Tu cuerpo se siente reconfortado al instante pero tu mente acusadora se recrea mostrándote al animal de corral en el que te conviertes cada vez que presionas el botón y engulles una de ellas sin llegar ni a masticarla. Y es entonces cuando una terrible sensación de culpa bulímica inunda tu espíritu.

Me cabreo como una mona y, sin pensarlo dos veces, me dispongo a transmitir mi queja a Halesios.


“Está reunido” – me dice un tal Platón y creo entender por lo que me dice (porque no tiene la delicadeza de responder en mi idioma) que los errores en mis pertenencias se deben a desajustes en las modificaciones y que lo están regularizando. Con una entonación monótona (típica de ese idioma en el que me cuesta saber si están ironizando o me están insultando)  me pide colaboración y paciencia y me explica que las barritas son un premio a nuestra fidelidad, ya que son conscientes de las molestias que provocan  tantos cambios.


Como eciudadana indignada todo me parece una mierda. Como eciudadana abocada a la desidia del quehacer diario, no encuentro la manera de zafarme de ella.




Y como aquel pez con pérdidas de memoria de una película de Disney, Lantanique se olvida de los preparativos para la cena y de todas esas contrariedades y, tumbada en la cama, se pone a realizar las tareas diarias. Ahora ya no tiene ni que desplazarse al centro de trabajo, todo lo hace desde casa… cuatro golpes de teclado y listo.  Qué maravilla la tecnología!  Nos proporciona tanto tiempo libre que el resto del tiempo no sabemos en qué perderlo.






Día 1,302 del Nuevo Mundo  - Por la mañana


“Te espero hoy a las 22.00h
¿Te gustan las brochetas de melón con jamón? Si no te gusta avisa, hay segunda opción.
Dejo el postre a tu elección”


Nuestra querida Lantanique hoy tiene un día ajetreado y no se fija en el detalle de la cabecera, por lo que no ve  que al seleccionar el nombre de su ejefe para enviarle este mensaje, ha marcado también el  de otro eciudadano con alguna letra en común…


Lantanique to people X  and 1 more people XX


Sin fijarse en la mejora realizada por cortesía de Halesios para facilitar el envío de mensajes múltiples, clica alegremente en enviar y sale corriendo al encuentro de Ithilwen , con quien ha quedado para que les hagan un tratamiento de ictioterapia que te libera de las pieles muertas.




Mientras Ithilwen y yo nos dejamos comer en la piscina le explico cómo llegué a descubrir estos beneficios.


Entre los ejemplares de mi pecera hay uno que parecía inerte así que un día le dediqué un rato.  Al meter mis manos para sacarlo acudió presto a succionarlas de tal forma que pensé que era un pez zombi que me arrancaría de cuajo cada una de mis falanges si me descuidaba. Sin embargo, la avidez de su succión era tan placentera que sumergí también mis pies mientras el cosquilleo me hacía imaginar que era todo mi cuerpo el que succionaba.


Ithilwen asiente con la mirada perdida. Y yo me callo para no interferir y no desconcentrarla.


Cuando salimos del fish Spa, ella toda contenta me dice que la experiencia ha sido tan maravillosa que espera desarrollar en Sumsura esas facultades y así no tenerme que pedir prestado mi pez zombi.






Día 1,302 del Nuevo Mundo  - Por la tarde


Mente y cuerpo quedan suavizados con un tratamiento así. Tan suavizados que, aunque encuentra un poco raro el mensaje recibido, no le da mayor importancia.


“XX to X  and 1 more people Lantanique | hace 3 horas
Tu invitación es una delicatesse completa.
Para más tarde, ¿puede ser ?
Las brochetas con jamón me parecen espléndidas. Y si podemos usar los dedos para cogerlas me parecería genial. Eso si, con clase y glamour ...
De postre ?...  Podría coger y comer fresas puestas sobre tu vientre?”


Hace tiempo que no ve a su ejefe y ese tonito lascivo y sugerente le extraña en él, pero no le disgusta.




En cambio, cuando el ejefe  de Lantanique lee este mensaje inmediatamente lo considera un error o una broma de mal gusto así que,  antes de denunciar al remitente, opta por borrar el mensaje y olvidarse. “Qué raro  que Lantanique no me diga nada sobre la ecita pendiente,  quizás está molesta porque ayer le bajé el sueldo a la mitad”


Día 1,302 del Nuevo Mundo  - Por la noche


La mesa está lista. Todo en su sitio. Brochetas de melón con jamón. Canapés de salmón, paté  y caviar y unas copas con cava rosado.
Me visto para la ocasión con algo discreto, pues pretendo que sea una cena de negocios y no lo que, seguramente en broma, insinuaba mi ejefe.
Pero son las diez pasadas y mi ejefe se retrasa.
Descubro mis uñas sin pintar. Dudo si pintarlas porque cuando decido hacerlo en el último momento siempre pasa algo y en vez de pintadas parecen estucadas al gotelé.


Son las once. Me podría haber hecho hasta  la manicura francesa.
La botella de cava está ya a la mitad. Tengo otra en la nevera. Cambio la música, tanto chill out me está enervando.


Casi a las doce decido recoger la mesa porque ya no va a venir, como tampoco viene otro al que siempre espero. Y yo ya sólo veo estrellitas.






Día 1,303 del Nuevo Mundo  - De madrugada


Tengo la misma sensación que en el fish Spa de esta mañana. Pero no son pequeñas bocas que me succionan el cuerpo sino una grande y húmeda. Entreabro los ojos por ver si es un gran pez zombi el que me está engullendo pero no es así.
Recuerdo que le abrí la puerta a mi invitado. No era mi ejefe y, aunque extrañada, lo dejé entrar.


Ya que has sido una perfecta anfitriona, justo es que termine yo el relato de esta agradable velada.
Reconozco que los canapés de salmón estaban buenos, buenísimos, y eso me hizo beber algo más de lo deseable … “ no te dormirás  luego chaval, y la dejarás a medio- lo- que- sea –de- agradable y sugerente? “  -  me digo a mi mismo-.


Me encantó irte desnudando para que los postres tuvieran éxito.  Pechos no muy grandes, caderas bien puestas, vientre plano …
Con tu indispensable ayuda, y un ligero vaivén de tu trasero, voy desplazando por tus muslos y piernas la braguitas pequeñas que usas, hasta sacarlas por los tobillos. Y sin prisas voy cogiendo las fresas que he traído. Las voy cortando en rodajas  una tras otra, y las voy colocando encima tuyo. Una rodajita por aquí, otra por allá… unas pocas encima de tus pechos  cuyos pezones rebeldes no se dejan cubrir pero  suavemente los chupo para convencerlos de que les dejaré un adorno delicioso.
Descendiendo hacia tu ombligo, en línea recta, sigo dejando rodajitas lascivas hasta desparramarlas cuando lleguen a tu pubis. Y me sonrió al pensar en lo arduo que será el momento en que,  mi lengua y mi boca, recojan esos pedacitos de fruta.




Tan sólo sé que la idea de  mordisquearte por la entrepierna me produce escalofríos así que me apresuro a colocar entre tus labios los trocitos que me quedan y rozando con la lengua tu clítoris, separo con mis manos tus labios para inundar toda mi boca y besarlos.




No sé si me miras extrañada o extasiada.  “Y tú quién eres?” son las únicas palabras que, medio ahogadas, se te escapan por la boca.

A veces sueño

En este eMundo ya son pocos lo sueños que alberga Lantanique.
Hasta ahora su actividad diaria se resolvía de manera rápida y tan rutinaria que llegaba a incluso a plantearse el sentido real de su eExistencia monótona y gris.


Sin duda Halesios, en su afán por mantener el tinglado creado, ha temido tanto por su evida como por la del resto de eciudadanos, por lo que ha buscado una solución de emergencia a tanta desidia y les ha hecho crecer empresas como hongos en todos sus dominios. Solución que ha sorprendido a toda la comunidad, elevando sus gritos al cielo por la poca calidad y el poco valor de dichas empresas.


De la noche a la mañana, Lantanique  que siempre quiso ser empleada a sueldo,  se ha transformado en eciudadana multifuncional y ahora compatibiliza su trabajo remunerado en la empresa de su ejefe junto con su empleo como autónoma, no en una sino en cuatro empresas, para más inri.


En un primer momento pensó que aquello era el último traspaso de bienes que su acompañante efímero le dejaba como herencia. Pero viendo las quejas y gritos de los desagradecidos eciudadanos comprendió que era algo a nivel general por lo que descartó también la idea de haberlas obtenido como premio en algún concurso, pues ella prácticamente no participa en ninguno.
Este cambio, unido al sentimiento de pérdida que la acomete cada día,  le dificulta  el descanso nocturno; aunque la placidez del  sueño es algo que a veces consigue y, cuando esto sucede, le gustaría no despertar.


http://www.goear.com/listen/fc140fe/a-veces-sueaplusmno-los-peces


El entorno es siempre el mismo: Una habitación. Una cama. Un espejo. El sonido de un reloj. 
Un gran espejo domina el techo donde se refleja su cuerpo desnudo y unas manos que a modo de agujas se mueven sobre él. Ella es la esfera que conforma ese reloj y cada parte de su cuerpo es un punto en el tiempo. Desde su ombligo, las manos se deslizan a pequeños intervalos: una se introduce en su boca mientras la otra suavemente se mueve por su pecho. Poco a poco van cambiando de posición y el tiempo transcurre lento pero sin pausa. Se escucha una respiración, un tic tac entrecortado que acompaña el movimiento mientras su propio corazón acelera su engranaje y  golpea con más fuerza cada vez que esas manos se cruzan y se juntan en un punto concreto, deteniéndose para marcar ese momento.




Siendo, como es,  un sueño, sus ojos están cerrados. Todo se sucede como se suceden las cosas en los sueños, de forma imprecisa. Por eso no ve el cuerpo efímero que, observando esas otras manos, deja caer una lágrima bajo su máscara, en el instante en que ella arquea su cuerpo a punto de despertar, porque él ya no es más que una parte invisible de ese sueño. Su reloj se está parando y Lantanique ya no lo volverá a ver más.








Voy conduciendo. Ella mira por la ventanilla, la cabeza apoyada en el vidrio y el cuerpo un poco de lado.  ¿Qué debe estar mirando porque es noche cerrada y no se ve nada? Pienso que lo mismo le gusta mirar las líneas que delimitan la carretera.




La miro de reojo y me pregunto si habrá tenido, como yo, esa sensación de opresión en el pecho cuando, después de pasear un rato, al ir a entrar en el coche, la he apartado contra la puerta y, alzándola por las nalgas, la he colocado a mi altura para mirarla a los ojos. Esos ojos, sorprendidos, se han clavado en los míos y he visto en ellos que son cómplices del mismo deseo por lo que no dudo en deslizar mi mano por mi bragueta liberando un miembro erecto y palpitante que, sin más dilación, la penetra mientras ella se aferra a mi cuello. Y todo pasa muy deprisa, casi de manera compulsiva, como el ritmo de mis embestidas.


Y ahora, mientras piso el acelerador para llevarla a casa, me entran ganas de detener el coche y volver a sentir de nuevo su lengua en mi boca, chupando mis labios pero también quisiera notar mi miembro en su boca, entrando despacio.




Reduzco la velocidad hasta detener el coche en el arcén. Me vuelvo hacia ella y está dormida. Le acaricio el pelo y no se despierta. Duerme profundo. Está soñando.
Yo también estaba soñando, porque en el coche estoy solo. No hay nadie a mi lado.




Tengo un sueño muy ligero, por eso detecto al momento cualquier ruido, como el de ahora mismo en mi localizador. Soy un tipo con tantas empresas que nunca lo desconecto, por si surge alguna emergencia.


- Hola ejefe! necesito que nos veamos para que me expliques cómo funciona eso de ser empresario.  De golpe tengo empresas  y no sé qué hay que hacer. Pero no te preocupes… yo seguiré siendo tu eficiente empleada!
¿Te parece bien venir a cenar una de estas noches?


Lantanique… cuántos días sin saber de ti!  Me apresuro a enviar mi respuesta:
-Estaré encantado de asistir a nuestra ecena. La gestión de las empresas es muy sencilla: un click en cada una de tus tierras y cuando quieres vender vas al almacén, miras el precio que se venden en el mercado y la vendes.


Su respuesta no se hace esperar, siempre tan eficiente, siempre tan pendiente:
-Oh  Jefe: déjate las explicaciones para nuestra ecita sino no tendremos de qué hablar
¿O es que no quieres hablar?
Ella siempre tan graciosa!




Hace una noche ideal. Salgo a la terraza de mi casa y me acerco a la piscina. Una piscina construida para el deleite nocturno pero que no comparto con nadie.




Me meto dentro y agradezco la sensación de relax que me produce el agua apoyando mi espalda en las escaleras de piedra. Apuro mi copa y la dejo en el suelo. Reclino la cabeza y evoco su imagen. Y la veo flotando a la altura de mis piernas.




El agua la deposita suavemente sobre mi pecho y noto sus pezones duros rozándome. No abro los ojos y dejo que ese beso lantánico recorra mi cuello, esperando que acabe con su lengua en mi boca. Unos labios húmedos juegan con un lóbulo de mi oreja y por un segundo sus dientes lo mordisquean. Lánguidamente me abandono a ese tipo de caricias aunque quisiera girar mi cara para atrapar su boca con la mía.
La abrazo para que note la dureza de mi sexo entre sus piernas y, puesto que ella las mantiene muy juntas, deslizo mis manos a lo largo de su espalda para introducirlas suavemente entre sus glúteos, consiguiendo que relaje sus piernas a medida que mis dedos juegan entre los pliegues de su abertura.




El placer me inunda y abro los ojos para despertar mientras me hundo.






A veces vuelvo solo a la habitación 133 y la espero toda la noche. Ni siquiera me duermo pendiente de la puerta. Y sueño despierto que ella también viene y me encuentra allí por sorpresa. Pero, si no la aviso ¿cómo lo va adivinar?