VOLANDO FUI, QUE ELLOS KEDARON (I)


Estimada Lantanique siento tener que informarle del cierre de la empresa Trigos ya que no resulta rentable. Me complace por otra parte informarle que tenemos un puesto vacante para su perfil mejor remunerado en la empresa PUMPUMPUM en el diseño de tanques que estén a la moda. Espero una respuesta a la oferta.
Atentamente "el jefe"

Que mi ejefe me envíe mensajes en formato corporativo es poco corriente. De hecho, pocos son sus mensajes en estos últimos tiempos pero la  delicadeza de su gesto y el tono de sus palabras me han tocado la fibra, transportándome a aquella época en que me tuvo en nómina como operaria especializada.



Que mi ejefe me despida de esta manera tan diplomática, con el anuncio de mejora de empleo y sueldo para, en definitiva, ahorrarse la indemnización, me parece tan profesional  que no puedo menos que aplaudirlo.  He de decir, sin embargo, que no me extraña su decisión:  en bastantes ocasiones arrasé parte de su cosecha con la máquina segadora. Ya le dije que me da miedo conducir y que lo mío no era el campo. A pesar de todo, nunca penalizó esos “pequeños desastres”.

Que mi ejefe me busque otro puesto me demuestra hasta qué punto me adora. En mi nueva ubicación ya no trabajo sola. Lo triste es que,  para mantener un ambiente cordial y que no se generen conflictos, trabajamos en grupos reducidos, tal como dicta la normativa vigente:
no más de cinco empleados que, explotados pero bien remunerados,  harán las tareas de diez.
Halesios sabe de economía, mi ejefe también.

Que yo me sienta sola, eso ya es problema mío.

Es extraño este sentimiento de soledad en Lantanique teniendo en cuenta que nunca ha dejado de despertar interés entre los eciudadanos. Las tarjetas de presentación se acumulan en su buzón de entrada. Algunas, entre líneas, destilan un interés morboso por mantener un contacto más directo con ella, interés que crece o decrece según la intensidad de los mensajes y la impaciencia que a sus remitentes les pulsiona entre las piernas.  Alguno ha tenido que disculparse o cambiar su estrategia por las respuestas recibidas.


Y mientras sigue esperando lo que parece que sólo ella espera, se pasea por la zona de marujeo de la red social.
En uno de esos paseos su amiga Ithilwen se lamenta de no poder asistir a la Kedada que ha organizado su querido Sumsura. Últimamente ella está siempre de misiones mientras que él parece tener tiempo hasta para organizar fiestas.
Lantanique se compromete a asistir para explicarle las cosas que allí pasen, así que anuncia su presencia en ese  encuentro, con la oculta esperanza también de reencontrarse con él.

Durante los días de inscripción a la kedada la organización le hizo el vacío. Puede que Sumsura no quisiera incluirla en la lista de asistentes por miedo a que explicara cosas comprometedoras. Puede que algún eciudadano prefiriera que no fuera para que no se encontrara con otros…




Embutida en un vestido  negro, sencillo pero elegante,  me dirijo al aeropuerto.



El vuelo estaba a punto de salir pero con mi billete en mano me dejan embarcar en los últimos minutos. Por el pasillo del avión me desplazo como si estuviera dentro de un autobús buscando un asiento vacío (o alguien que me ceda el suyo) pues  el tintineo insistente avisa para que me abroche el cinturón.


Un tipo con la mano en alto  me hace señas para que me coloque a su lado junto a la ventanilla. Voy rápida por ocupar mi sitio pero el tipo es cojonudamente borde y no me facilita el que pueda pasar hacia el asiento así que, dándole la espalda, me deslizo moviendo mi culito a la altura de sus fosas nasales por las cuales exhala un aire cálido que traspasa la tela del vestido hasta mis partes más íntimas. Lo miro de reojo, algo incómoda por esa actitud tan poco educada.



Cuando me dispongo a escuchar música para no dar pie a conversaciones indeseables, el  tipo me aborda con una pregunta que me hiela la sangre:  -  ¿prazticas sezxo anal?

La inseguridad se apodera de mí al descubrir que comparto viaje con uno de esos trolls que vagabundean por eEspaña, pero respiro hondo al ver quién es y mirándolo fijamente a los ojos le respondo impertérrita:
- Dicen que va muy bien para sacar los tapones de cera del oído, pero yo, aunque digan que es menos excitante, en este caso  prefiero ir al otorrino.

Después de oírle farfullar varias obscenidades más, noto que cambia de estrategia  y me pregunta con acento “josébono”y poniendo énfasis en la o:
– “me jódias???”

Intento deducir si está utilizando el presente del verbo odiar o una forma mal conjugada del verbo joder: - ¿jodias de odiar, o jodías de joder?

- ...me has jerido tanto encanto!! mira que eres muy malota
- a mí también me "jiede" que me hables tan suciamente
- ez ke no sem komo pedir diszculpas.....zoi un zer mui jumilde en el fondo y me ponez muy cashondo y no ze komo exprezar mi emosiom zin kaer en lo vorde y lo gilipollaz...tu zuperioridad me akompleja y me jase zentí inferió...miz deseoz por jacerte de muá zon bonitoz pero komo zoi burro ...lo bonito de penzamiento ( komo zoñá jacerte el amó tiernamente en un lugar lejano en el juniverso frente a la explozión de una nova....) ze konvierte en bulgaridad ke hazta mi me javerwuenza...snif...snif...yo zoi azím...snif...snif...¿me dejas poné mi sufrida kabezota de memez en tu pesho? solo dormiré un ratito...

Dejé que posara su cabeza en mi hombro para que se callara el resto de vuelo y así poder disfrutar de las canciones que algunos eciudadanos me regalan.



Pero la amabilidad con un troll tiene consecuencias. Nada más pisar tierra una sombra me persiguió diciendo que lo hacía por mi bien, para cuidarme y servirme de guía.

Dejar que me acompañara fue provechoso porque mi sentido de la orientación es nulo. Nunca entiendo los mapas y siempre voy en dirección contraria.

Cuando llegué al punto de encuentro ya no había nadie y si no llega a ser por el troll jamás habría encontrado la zona de molicie nocturna.



Supe que estaban en aquel local porque en la puerta de entrada ví al  "informático loco" fumando. No me reconoció. Hace ya demasiado tiempo que me despedí de él haciéndome pasar por su chófer, cuando se trasladó siendo  Mariscal de Campo.
Momento para el recuerdo

A pesar de ir divina de la muerte sé camuflarme bien entre la gente y  con mi cámara asomando por el bolso fui cogiendo, como pude, algunas instantáneas. Espero que Ithilwen no me reproche la mala calidad de ciertas imágenes ni que mi objetivo inmortalizara detalles que quizás no le interesen:  “el modelo presenta pantalón pirata blanco a juego con las bambas aportando un toque de color esa bonita camiseta azul celeste, propia de la época estival y muy adecuada para kedadas informales”.



Mis ojos estuvieron atentos a todo lo que vieron, esperanzados en encontrarse esa noche de sábado con los de él. Pero yo no lo ví. Y mientras el  grupo cenaba y reía ajeno a mi presencia,  miré mi localizador por ver si, aunque fuera a última hora, había recordado lo del sábado. Pero no se acordó.



…. Continuará…..



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