eVidas Cruzadas


Si no fuera por los cuatro billetes de Zona1 que le mandó su exjefe para que consiguiera salir de aquella eciudad tomada por los ebrasileños, Lantanique habría tenido que permanecer en aquel cuartuco oscuro, acompañada de esa bella pero rara eciudadana, o se habría tenido que hacer ebrasileña, luciendo el estupendo traje nacional 




La verdad es que el “favélico” ebrasileño que las retenía las complacía en todos los sentidos por lo que, en más de una ocasión, sopesaron la posibilidad de engatusarlo para que les buscara un pisito y compartirlo, como buenas eamigas, olvidándose de eEspaña y sus eciudadanos. 


Luna se sentía extasiada cuando aquel cuerpo moreno, exótico y sensual, iniciaba el recorrido por su piel utilizando todos los recursos disponibles, boca, lengua, manos… simples accesorios que acompañaban a un miembro descomunal, por lo que su voluntad menguaba a cuartos hasta que alcanzaba a ser luna llena tras un largo rato de dedicación. 




Lantanique  estaba maravillada de la facilidad con la que su compañera de celda y camastro conseguía ciertas cosas, arrastrándola a ella también a un desenfreno carnal que sólo tenía explicación si creemos en eso de que hay que aprovechar todas las experiencias que te ofrece la eVida… porque al final “epolvo somos y en epolvo nos convertiremos”.




Viéndola en paños menores, resultaba muy difícil asegurar que aquella figura femenina pudiera ser la sombra de aquel pobre tipo que se electrocutó llamando al timbre de casa de Lantanique y dejando eviuda a la pobre Skaycita.




Pero ciertos detalles ocultaban algún secreto


Además de esconder una túnica oscura entre sus enseres, Luna tenía todo un kit de utensilios para el afeitado y por las noches se rasuraba de arriba abajo. Por supuesto, eso tampoco es tan alarmante en una mujer ya que, a medida que pasaban los días, hasta Lantanique tuvo que pedirle alguna cuchilla para apurarse las piernas, que ya empezaban a lijar.




Tumbadas una noche en el camastro que compartían, Luna le confesó al oído que copular con aquel exótico morenazo sólo era un sacrificio sexual que cumplía con gusto para, de esa forma,  saciar el deseo que por ella sintió en otras evidas, cuando su ecuerpo adoptaba la forma de un ser misterioso y oscuro, gracias al cual había conseguido enamorar a Skaycita y ecasarse con ella, pero con el que siempre esperó poder  seducirla a ella. 


Y, casualidades de la evida, ahora coincidían allí compartiendo momentos tan íntimos que  Luna no los podía desaprovechar, y  recuperar así el tiempo perdido proporcionando a Lantanique todos aquellos placeres que en la sombra siempre deseó cumplir; empezando por jugar con sus pies (esos pies con las uñas pintadas de color morado que tanto le gustaba), para luego ascender con su boca por entre las piernas, y besar suavemente los labios de su pubis, acariciándolos suavemente con la punta de su lengua, mientras sus manos la aferraban con firmeza de las nalgas para después ir ascendiendo por su vientre hasta conseguir mordisquear las cerezas de sus pechos…


"A las féminas les gusta degustar el momento, alargar lo intenso, incentivar la furia y la tormenta cuando el inevitable acto final exige sin contemplaciones la total entrega, buscan estrechar las almas mediante la fusión de los cuerpos, son como un volcán hawaiano...no violento pero nunca apagado, derramando eternamente la humedad de la lava candente, mezcla de un romanticismo libidonoso y deseos salvajes... malditas viciosas!!!   - palabras de sombra/Luna cuando llegaba al orgasmo -.


Este comportamiento hizo que hasta el ebrasileño comenzara a sospechar … 


Todo lo que allí pasó durante esos días y esas noches fue fruto de una situación hostil que despertó una serie de sentimientos entre dos eciudadanas que se encontraban desamparadas y en apuros pero que, finalmente,  comprendieron que no podían abandonarse a ese “dolce far niente” y que tenían que escapar de allí a la más mínima ocasión. Así que, llegado el momento, salieron por patas, camufladas como sombras en la noche, para volver a eEspaña, olvidando todo lo sucedido.




A Luna la vino a recoger su inseparable amiga de A  Lantanique nadie la fue a esperar. Si en ese mismo instante se hubiera afiliado a ese partido habría obtenido empleo, comida y alojamiento de inmediato, mejorando así su nivel de vitalidad, pero no siendo del partido lo único que le prometieron fue ayudarla a encontrar su pecera.


Así que ahora vaga sola por las calles de eAsturias, cambiando de empleo, sin noticias de Vok , sin pecera y revisando compulsivamente su localizador, debajo de un puente.




Al otro lado del puente y sentado en un bar, Vok está tomando un café. 
Por el localizador se entera de que Lanta ha vuelto a eEspaña.




Se imagina que la ha ido a recoger. Nota cómo ella se cuelga de su cuello y de puntillas le da un tímido beso mientras él la abraza fuerte, igual que lo hizo aquellos días en el ehotel. La ve sentada a su lado en aquel bar, sujetando entre sus manos el café caliente y con un resto de espumita en su labio superior. Evoca la sensación del roce de su dedo borrándole ese bigotito que la hace tan graciosa y se imagina diciéndole algo así como que sin ella los cafés le han sabido muy amargos todos esos días.


Pero esto no está ocurriendo. Las diferentes batallas que se han ido desplegando contra efranceses y ebrasileños para asegurar las zonas atacadas lo obligan a mantenerse oculto. Le gustaría decirle que su pecera está a salvo … con algunas bajas, eso sí, pero que no la ha perdido…Así que aprovecha para contactar con un econocido dándole instrucciones para que se la entregue junto con este mensaje:






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