Operación Albornoz (4)



Estos días hemos estado pendientes del encuentro entre Lantanique y el tipo que la espera en una habitación del ehotel Bombay. Otros eciudanos también se han reunido allí  para evitar este encuentro y confundirla. Y allí la tenemos caminando decidida hacia el reservado del restaurante, pensando que finalmente cenará con él.
Al verla llegar, el tipo del reservado suelta el cuchillo con el que estaba martilleando la mesa. Se levanta, va hacia ella y mirándola a los ojos se agacha un poco para besar sus mejillas.


Lantanique no tiene palabras para expresar su asombro. No esperaba que su exjefe  fuera el tipo de la 133 y una mezcla de alegría y desazón le presiona el estómago.  Alegría por verlo después de tanto tiempo, desazón porque recuerda que él siempre se quedó esperándola  … “enviándole orquídeas acompañadas de la misma nota: Espero que se recupere pronto y tengamos ocasión de vernos y hablar. La echo de menos.


En otra de las mesas del restaurante está sentado el jefe actual de Lantanique.  Ella no se ha dado cuenta, a pesar de que casi la ha rozado con la mano,  y ha pasado de largo por su lado. Una agradable fragancia queda, por unos minutos,  flotando en el aire;  una mezcla de cítricos como la mandarina, acompañada de toques florales y afrutados como de jazmín, melocotón y ciruela con notas orientales de ámbar y vainilla.
Para disimular y corregir ese movimiento de  su mano ha cogido la copa de vino, bebiéndosela entera y tragándose su decepción.  
Sus recuerdos le evocan momentos que pasaron juntos. Momentos relativamente recientes, subidos en una moto, sufriendo una insolación pero con ella a su lado. Es el recuerdo de esos momentos que le hacen volver a por más… 


Y mientras Lantanique comparte una agradable velada saboreando la cena que su exjefe ha elegido y creyendo que él es el tipo que la citó en una habitación de ese ehotel; el verdadero ocupante de esa habitación empieza a desistir de su empeño de seguir esperándola y se marcha.  Si ella no ha contestado a ninguno de sus mensajes es signo de que no quiere verlo pero entonces ¿cómo es que se ha venido a alojar justamente en ese mismo ehotel?


Se siente aturdido. Pequeños escalofríos se mezclan con voces interiores que le aconsejan que se olvide y se vaya.  Sin duda Halesios intenta alejarlo de allí. 


Dentro ya de su habitación se tumba en la cama. 




Se gira hacia la mesita,  ve la caja de bombones y piensa que no ha comido nada desde hace horas. Descuelga el auricular para pedir algo caliente y descubre una lucecita que parpadea. Pulsa el botón y escucha la voz de Lantanique… un mensaje de hace ya más de dos horas.


La voz del tipo de recepción le saca de su ensimismamiento y como si la propia Haruhi le estuviera dictando le pide que entregue en mano una nota a Lantanique con el siguiente mensaje: 


“ He llamado a tu habitación y parece que no estás. Estoy empapado, cansado y con principios de catarro. He vuelto a la 133 para meterme en la bañera y descansar. Mañana vendré a tu habitación con el desayuno. Espérame in your room


Lantanique y su exjefe están ya casi acabando el postre. Los profiteroles de chocolate y nata se acompañan muy bien con una copa de cava y así lo ha sugerido ella cuando el camarero ha preguntado qué postre les apetecía.


El tiempo va pasando y ella se pregunta si realmente su exjefe es el tipo de la cita. Lo escucha y espera a ver si dice algo al respecto, sin embargo él sólo le habla de sus negocios actuales, incluso le ofrece un puesto en una de sus empresas, pero sólo lo ha dejado caer como una sugerencia, por ver su reacción. No se atreve, de momento, a pedirle que se vaya con él a su casa.


Después de pensárselo un rato, el eceloso ha bajado a tomar una copa en el bar. Apoyado contra la barra mantiene fija la mirada en la puerta del restaurante pero también observa al tipo que, apoyado en la misma barra, baila frente a su cubata. “No lo hace mal –piensa el  eceloso - si no fuera porque está tan pedo que se contonea frente al vaso pensando que está seduciendo a alguien”. Y es que el actual jefe de Lantanique ha bebido demasiado y ahora se la imagina bailando con él en aquella pista central. 


El recepcionista cruza el bar y entra en la sala del restaurante, el Gerente le ha dado una nota para Lantanique y la busca con la mirada.





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