Las Paredes tienen Ojos

Tumbada en la oscuridad de la nave donde se encuentra, Lantanique  ha conseguido conciliar el sueño, o más bien la pesadilla, que ha mantenido ocupada su mente durante unas pocas horas.


Ahora, al despertar, descubre que la nave es amplia y que un gran chorro de luz natural entra por todo el techo. 
No hay ventanas, por aquello de que es uno de esos edificios inteligentes y enfermizos que se construyen actualmente pero que se venden bajo la etiqueta de “alto standing y diseño minimalista”.


Desde la cama donde reposa su cuerpo puede ver un gran sofá de cuero negro, una mesa larga de caoba, como las que se ven en las reuniones de ejecutivos VIP, y al fondo una cocina americana que, se supone, viene totalmente equipada. 


Sólo hay dos puertas en esa nave. Una está medio abierta y ve claramente que es la del baño. Se dirige hacia la otra puerta y gira el pomo con sigilo descubriendo que cede suavemente y que no está cerrada con ningún dispositivo de seguridad.  Sin embargo en cuanto la atrae hacia sí para abrirla, ésta se vuelve a cerrar con un gran portazo, apareciendo la figura emplumada


No le queda más remedio que recostarse en esa puerta y dejarse envolver por esas cuatro paredes que, por cierto, son de cristal líquido y van cambiando de formas, colores, paisajes, hasta el punto que Lantanique necesita cerrar sus ojos para no desvariar. 


Todavía no se ha dado cuenta del mando a distancia que le permitiría ver, gracias al sistema eWorld Places,  las penitencias que realiza [url=http://www.erepublik.com/es/article/primer-articulo-penitencia-1505662/1/20]Vokchan[/url] para conseguir que ella vuelva.


Si fuera algo más intrépida en vez de lamentarse podría descubrir que puede enviar al zoquete de su eamigo todo eso que ahora mismo se repite machaconamente ¿por qué te fuiste sin mí?

También descubriría que ese zoquete que la metió en aquella ratonera hexagonal, quedó cegado y anulado por el mismo ser emplumado que ahora la retiene a ella. Es por eso que, a pesar de ir corriendo tras él, lo perdió de vista al momento. Y no puede escuchar sus lamentos de culpabilidad 




Lantanique no deja de pensar que su incursión en esa jungla le ha salido mal y ahora no sabe en quién confiar ni a quién recurrir, si nadie atiende sus shouts…


De todas formas las paredes tienen ojos y un tipo la vigila… 


Quién sabe qué le espera a nuestra Lantanique…



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